Sommerset Maugham, la fe del agnóstico

Quería dedicar esta entrada a este escitor inglés, aparte de porque me gustan mucho los tres libros que le leído de él, porque en esos tres libros encuentro una caracterítica común que me parece muy curiosa: en ellas existe un personaje o varios, aunque nunca son los principales, con fuertes conviciones religiosas. Lo que me parece curioso es la delicadeza y profundidad con que esta tratada la fe de estos personajes, en un escritor que se declaraba agnóstico.

El primer libro que leí de Maugham fue "El filo de la Navaja". Este libro llegó a mis manos de una manera muy curiosa: un día en el autobús o en el metro, no me acuerdo muy bien, una chica le estaba contando a otra el argumento del libro y a mí, que reconozco que me gusta "poner la antena" cuando las conversaciones me interesan, me pareció que yo había visto una película basada en ese argumento. Cuándo lo confirmé, decidí comprar el libro. Y no fue porque la pelicula me huibiese gustado especialmente, sino porque cuando la ví me pareció que la historia que contaba era muy interesante pero no la desarrollaba adecuadamente y pensé que quizás el libro si la conseguiría contar bien. No me equivoque, el libro habla de un joven que, después de volver de la guerra, cuando todos piensan que se va a casar con su prometida y empezar a trabajar en la bolsa, lo deja todo para tratar de aclarar sus ideas. Así, emprende un periplo por varios paises, de Francia hasta la Indía buscando darle sentido a su existencia. Aunque el personaje principal tiene, un anhelo espiritual muy marcado, es otro personaje el que presenta el sentimiento religioso del que hablaba antes, Elliot. Se nos presenta a este personaje como un "bon vivant", un personaje un tanto cínico que se mueve con soltura por los salones de moda. Sin embargo, en el momento de su muerte, su fé, le ayuda a afrontar este trance con gran serenidad.

Tambien es en el momento de la muerte, cuando el sentimiento religioso del personaje de la segunda novela que leí de Maugham, aflora. Esta libro es "Servidumbre Humana", que narra las desventuras de un joven huerfano, maltratado por las penurias económicas y por la mujer de la que se enamora. El personaje de esta novela al que me refería es el tío del protagonista, que es un pastor protestante bastante mezquino. Cuando se está muriendo Maugham narra con una crudeza, que a mi me resulto muy desasosegante, el miedo de este personaje a la muerte. Pero en un momento de su agonía, cambia su actitud y todo su desasosiego se transforma en paz, que yo no puedo entender como otra cosa que su encuentro con Dios.

Por último en "El Velo Pintado", libro del que hay una versión cinematográfica muy reciente y bastante recomendable, los personajes de los que quería hablar son las monjas de un convento en China. El matrimonio protagonista, se traslada a una población china muy remota, azotada por el colera, como castigo del marido a la infidelidad de su mujer. Este hombre, médico se entrega en cuerpo y alma a los enfermos hasta que el mismo contrae la enfermedad. Le ayudan en esta tarea las monjas, cuya alegría y dedicación a los enfermos son descritas por Maugham con mucha sensibilidad.

La delicadeza y profundidad con la que trata Maugham el sentimiento religioso, siendo él agnóstico, me chocó al principio. Pero reflexionando en profundidad sobre el tema, pienso que no es casual, porque si nos fijamos en los personajes principales, que presentan muchas coincidencias con el autor, descubrimos en ellos una espiritualidad muy marcada, que creo que le permite al autor profundizar en los sentimientos de personas religiosas sin necesidad de compartir la fe con ellas.

Alejandra, Fermín, Jacopo,..

Título esta entrada con los nombres de algunos de mis personajes literarios favoritos. A propósito de esto, recuerdo haber oido en alguna entrevista no recuerdo quién era el entrevistado, una frase que me llamó mucho la atención: "Algunos de los personajes de la novelas que he leído son más reales que mucha gente que conozco". Aunque evidentemente la frase es una "boutade", no deja de tener cierta verdad. Y es que hay personajes literarios a los que me siento más cercano que a gente con la que me cruzó todos los días. Voy a repasar un poco mis sentimientos, creo que no es exagerada la palabra, hacia los personajes que dan titulo a la entrada: Alejandra Vidal, Fermín de Pas Y Jacopo Belbo, que aparecen, no por casualidad, en tres de mis novelas favoritas "Sobre Héroes y Tumbas", "La Regenta" y "El Péndulo de Foucalt". Y es que quizás la clave de una novela sea contar con grandes personajes.

De Alejandra Vidal, tengo poco que añadir respecto a lo que dije en la entrada que dedique a "Sobre Héroes y Tumbas". Creo que encarna el misterio que rodea a las mujeres y que tanto nos atrae a algunos hombres. En ese sentido, es un acierto de Sabato que todo lo que sepamos de Alejandra lo conozcamos a través de Martín, con lo que determinadas facetas de la vida de Alejandra sólo las intuimos. Lo que más me gusta de ella es esa forma de vivir la vida "a bocados", sin concesiones a los convencionalismos de un mundo que considera absurdo. Y sin embargo, en determinados momentos, esa dureza cede para dejar paso a un sentimiento de ternura, casi maternal, por Martín.

Fermín de Pas, el sacerdote enamorado de Ana Ozores en "La Regenta" es considerado por algunos como un personaje repelente. Sin embargo, Clarín consigue con ese personaje mostrar como en un mismo ser humano se puedan dar facetas que son aparentemente contradictorias, y como la confrontación entre estos aspectos contradictorios puede ser la base que explica el carácter de una determinada persona. Fermín es una persona brillante, sacerdote culto, bien preparado y de una oratoria brillante es, a la vez temido y respetado en Vetusta. El caracter arrogante que muestra en público contrasta con el sometimiento a una madre, de origen modesto, que ha dirigido todos sus pasos para conseguir que el hijo alcance la posición que ostenta. Sin embargo Fermín se enamora perdidamente de la regenta, y ese amor le lleva a cometer actos tremendamente patéticos, casí infantiles.

Por último Jacopo Belbo es un gran personaje de un escritor que, a mi juicio, no destaca por su descripcón de tipos. Sin embargo Jacopo Belbo es la excepción, intelectual de caracter irónico, su personalidad está marcada por un suceso ocurrido muchos años antes cuando era un niño. La presencia de Jacopo logra que una novela con un argumento brillante, casi deslumbrante desde el punto de vista intelectual, también tenga esa cercanía con el lector que sólo consiguen los libros que nos cuentan la vida de estos personajes al menos tan reales como muchas personas de carne y hueso.