Elegir un Libro

A pesar de mi pasión por los libros, o precisamente por eso (como decia Proust los aunques son porques desconocidos), me tomo mi tiempo a la hora de elegir un libro. Nos pasamos muchos días con un libro por lo que decidir cuales vamos a leer tiene su importancia. Hay que recordar que elegir siempre es quedarse con una opción y descartar el resto de alternativas (en este caso la lectura de alguno de los innumerables libros que aún no hemos leído, o incluso la relectura de alguno que nos ha gustado especialmente). Si a esto añadimos que yo no suelo dejar a medias un libro, a pesar de que no me este gustando especialmente, entenderéis que para mí sea una elección que no se debe tomar a la ligera.
Por ello querría compartir cuales han sido los criterios más comunes para elegir que libros leer a lo largo de mi vida. Si tuviera que pensar en el criterio más frecuente, sería el de elegir un autor del que haya leído algún otro libro que me haya gustado. Otro criterio bastante utilizado es escoger un libro o un autor recomendado por otro escritor que a mí me gusta. También suelo seleccionar libros de los que una persona que conozca hable y que, por lo que sea (argumento, temática) me interese. Un cuarto criterio es decidirme por un libro que haya sido utilizado para escribir el guión de una película que me haya gustado. Finalmente otro medio que utilizaba en mis comienzos como lector es leer algún libro que hubiera en casa de mis padres que me llamará la atención por cualquier causa (reseña, título, autor cuyo nombre que me sonaba, etc...). A veces la elección se debe a varios de estos factores combinados.
Quisiera para finalizar la entrada comentar un par de ejemplos de como llegue a leer determinados libros a partir de una secuencia de acontecimientos. El primero es Sylvie de Gerard de Nerval (libro que os recomiendo vivamente). Leí este libro porque Umberto Eco lo comentaba apasionadamente en un libro de ensayos. A ese libro de ensayos llegue porque tras leer El Péndulo de Foucalt, Eco se convirtió en uno de mis autores favoritos. A su vez leí el Pendulo tras escuchar a un compañero de universidad el argumento, que me resulto fascinante. Otro segundo ejemplo será El proceso de Kafka, al que llegue tras leer un ensayo de Borges sobre el escritor checo. El leer este libro de Borges se debió a que el primer libro que cayo en mis manos del escritor argentino fue Ficciones, que me apasiono de tal modo que no tuve más remedio que leer la mayor parte de su obra. Finalmente Ficciones era un libro que estaba en casa de mis padres y el nombre del escritor me sonaba vagamente de haberlo oído años atrás.
Repasando la cadena que me ha llevado a leer estos dos libros, me resisto a pensar que sean secuencias de hechos casuales y me reafirmo en una sospecha que lleva en mi cabeza desde hace algún tiempo: no somos nosotros los que elegimos los libros, son los libros los que le eligen sus lectores.

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